Opinión
El caso GEA y la unidad del progresismo
Hemos perdido todos, TODOS, no solo «unos cuantos». Ha perdido el pueblo, la gente común. La Corte Constitucional le ha dado la razón a la banca. Queda claro que el Estado y sus instituciones no son dispositivos neutrales, mucho menos ahora, pero tampoco son un todo, una máquina que hay que destruir por ser pura forma de dominación. No, el Estado y sus instituciones son un campo de lucha, un terreno en disputa y de equilibrio de fuerzas. Nuestra consigna debe ser recuperarlo para conseguir su transformación y ponerlo al servicio de las fuerzas populares. De esto va la unidad, he aquí el horizonte para organizar la revancha popular.
No podemos agotar nuestros esfuerzos en un debate que priorice los «qués» antes que los «cómos». Muy poco sacamos con esas visiones radicales que señalan con el dedo al resto de la izquierda por no ser suficientemente pura, que si nosotros somos más marxistas, que si los burguesitos que hablan de progresismo, que si los correístas somos de raza, o incluso esas visiones un tanto más fanáticas y mucho menos rigurosas en términos teóricos que minimizan las luchas de colectivos que jamás han pedido nada a cambio, alentando torpemente la desconfianza; esos que emulando una posición cuasi religiosa pontifican desde arriba exhortando a bajar para persuadir. Es el momento de la humildad, de deponer los egos, de reconocernos en la calle, de hermanarnos, de emocionarnos juntos en este objetivo de recuperar la Patria. El enemigo es el mismo y estamos llamados a vencerlo. De lo que se trata es de avanzar hacia la frontera que dibuja una mayoría democrática nueva, una mayoría popular. Construir hegemonía implica atreverse a mancharse de realidad y eso, claro, es mucho menos cómodo que la pureza de la derrota.
Frente a los abusos de la banca TODOS somos La Komuna.
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