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El Zumbido Verde

Ecologismo plebeyo y popular: los conflictos socio-ecológicos

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Qué habíamos conversado en ecofilosofadas…

En ecofilosofadas habíamos hablado de cómo la economía y la ecología no sólo no son ciencias enemigas, sino que para que la palabra futuro (y diría que también presente) pueda existir, no podemos pensar en una economía que no se someta a la dinámica ecológica. Una de las ideas más importantes, es tal vez la que muestra que gran parte del valor agregado o de la utilidad en la producción se obtiene por la apropiación por desposesión de los medios de producción, de los medios de existencia y de la persona misma.

Habíamos también ecofilosofado sobre la idea del desarrollo, y cómo el desarrollo sustentable (y mucho más el sostenible) es un contrasentido, básicamente porque el término desarrollo surge desde el capitalismo más voraz, por lo que simplemente no puede ser sustentable. Por eso es fundamental que nos fijemos y conversemos acerca de otros paradigmas, como el Sumak Kawsay.

Ha sido también fundamental para ecofilosofadas, el entender a la Naturaleza como una idea política. Mostrar que esa naturaleza idílica, que nos trae paz, que nos llama a meditar, y que inspira a la poesía, la pintura o la música misma, no es nada más que una percepción urbana, la naturaleza metropolitana. Una percepción que, usando como pretexto a la naturaleza y a la emergencia, legitima políticas; convierte en viables decisiones, que de otra manera serían inviables políticamente y, sin embargo, eso no hace que se transformen en viables cultural, social y ecológicamente (o ambientalmente). Continuando con la secuencia de temas, habíamos discutido también sobre el metabolismo social, como una forma integradora y alternativa de ver la economía. Aunque también puede ser mucho más que eso, puede convertirse en una forma de entender los procesos ecológicos-históricos que han configurado las sociedades y sus territorios.

Ahora sí: ¿cómo es eso de los conflictos socio-ecológicos?

 

Generalmente, se nos presenta a la problemática ecológica, a los conflictos socio-ecológicos, como algo lejano, como cosas que no tienen nada que ver con la realidad y el pragmatismo, como algo que no tiene nada que ver con nosotr@s, y mucho menos con la realidad cultural, social, política y económica de nuestro lugar. Los problemas ecológicos sólo les interesan a l@s biológ@s, ecológ@s, y demás ambientólog@s, y en general a cualquiera que se precie de ser neo-hippie. Estas preocupaciones se perciben como un lujo de las clases media alta, y alta, es decir, de quienes ya tienen todo resuelto, y no necesitan buscarse el pan para sí mismos y para l@s suy@s. Evidentemente, sólo pueden darse ese lujo hasta que pongan los pies en la tierra, y maduren, luego ya se les olvidará, y una vez superada esa fase, podrán ser personas de bien.

Sin embargo, la mayoría de los problemas ecológicos, de los desastres naturales, y de los conflictos socio-ecológicos en realidad tienen profundas relaciones con la injusticia social y la inequidad, de hecho, generalmente su origen está ahí. Son, en realidad, más conflictos de índole política económica, que de origen natural y ecológico. No son enfrentamientos entre la ‘ecología‘ y la ‘economía‘, sino más bien, son el resultado de la exclusión, la inequidad, la concentración del poder, la desposesión y el traslado de costos; en definitiva, son conflictos socio-político-culturales, más que ecológico-sociales.

Antes de seguir, quisiera volver a lo que ya se habló de la apropiación, para lo que copio los párrafos que hablan de eso en la entrada del blog ecofilosofadas: Economía y Ecología ¿Enemigos Íntimos? (http://ecofilosofadas.blogspot.com/2012/06/problemas-ambientales-problemas.html).

“Federico de María, distingue dos tipos de apropiación: la apropiación de los medios de producción, y la apropiación de los medios de existencia:

  • La acumulación por apropiación de los medios de producción: este tipo de apropiación sustenta en desposeer a la gente de lo que necesita para producir, por ejemplo, el trabajo, el agua (en sus usos productivos) o el suelo (en sus usos productivos).

 

  • La acumulación por apropiación de los medios de existencia: se basa en desposeer a la gente de lo que necesita para existir, por ejemplo, el aire, el agua (como necesidad vital) o el suelo (como lugar donde vivir). Se pueden distinguir aquí dos tipos de apropiación de los medios de existencia: la apropiación por contaminación, que propone Joan Martínez Alier, y la apropiación del metabolismo ecológico.

Al contaminar, al tener trabajadores trabajando en malas condiciones, o al apropiarse del metabolismo ecológico, se traslada los costos a la sociedad y la naturaleza: pues, tanto la sociedad, como la naturaleza asumen los costos y las consecuencias de la descontaminación. A mí me costó entender cómo algo, que no es alguien, como la naturaleza, asume costos: ahora el metabolismo ecológico debe emplear parte o toda su energía y trabajo para recuperarse del daño que le hemos causado, si puede hacerlo continúa existiendo, y si no simplemente desaparece.

En este contexto, creo que se puede hablar de otro tipo de apropiación: la apropiación de la persona misma. Al apropiarse de los medios de existencia, ya sea del metabolismo ecológico o por contaminación, una de las consecuencias es la afectación a la salud de la gente y a sus derechos (individuales y colectivos). Por tanto, la persona ha sido desposeída de su salud, y de sus derechos. A esto es a lo que le he llamado acumulación por apropiación de la persona”.

 

La noción de la apropiación por desposesión es clave, puesto que significa que si alguien gana económicamente, generalmente una sociedad (ya sea una persona, una familia, una comunidad o una población), y/o un territorio (con su metabolismo ecológico y social), han sido desposeídos de sus medios de producción, y de sus medios de existencia, y/o las personas han sido desposeídas de su salud.

Es importante complementar estos principios, con la concepción del ‘Traslado Exitoso de Costos (Cost Shifting Succes)’. Esta concepción es una alternativa a la idea de las externalidades ambientales, culturales y sociales.

Como ya conversamos en otra entrada, las externalidades son las cosas que están fuera del mercado, cosas que no han sido tomadas en cuenta o que no son consideradas transables (intercambiables o negociables en el mercado). La economía ambiental y el capitalismo verde proponen como solución a los problemas ecológicos derivados de la actividad económica, y a los conflictos socio-ecológicos originados en el mercado, internalizar esas externalidades. Esto significa, transformar los procesos que causan los problemas y los conflictos (por ejemplo la contaminación), en bienes transables, es decir, que puedan ser negociados en el mercado.

La posibilidad de negociación en el mercado, necesariamente implica un proceso de mercantilización (o comodificación, derivado del término Commodification, usado por Marx), es decir, transformar algo en mercancía. La mercantilización requiere que ese algo se vuelva intercambiable. Un buen ejemplo, son los humedales en Estados Unidos, donde los humedales naturales, bajo la política de No Net Lose, pueden ser reemplazados por humedales artificiales, siempre y cuando tengan el mismo tamaño. De esa manera el área total de humedales no cambia, y sin embargo, los humedales naturales, si pueden ser cambiados por los artificiales.

Un segundo requisito para la mercantilización, es que ese algo tenga dueñ@, es decir, que se asignen derechos de propiedad. La propiedad, no necesariamente debe ser privada, puede ser pública, cooperativa o comunitaria, la clave es que la propiedad esté bien establecida. Una vez que está claro que ese algo es intercambiable, y también quien lo intercambia, adquiere un valor de intercambio, es decir, un valor económico.

La internalización de las externalidades es por tanto una política que requiere del mercado, y que busca soluciones en él. No es errado decir que es una política neoliberal, ya pretende aplicar la teoría de Adam Smith a la problemática ambiental. La consecuencia directa sería que TODO debe ser una mercancía ¿No les asusta? A mí sí.

La alternativa de la economía ecológica para entender estos procesos, es la idea del traslado exitoso de costos (éxito en el traslado de costos). Esto significa sencillamente, que el proceso de apropiación por desposesión de los medios de producción, de los medios de existencia y de la persona, implica necesariamente traspasar los costos de una actividad económica a la persona, la sociedad y la naturaleza. Es decir, que económicamente no son externalidades, sino deudas. Eso es una gran diferencia, porque una deuda no necesariamente es económica (puede ser ética o ilegítima), y sin embargo, no deja de existir por ello.

Es fundamental entender que los procesos de acumulación de capital, o como la jerga economisista llama, de generación de riqueza y crecimiento económico, se sostienen en la apropiación por desposesión y en el traslado de costos.

Esta lata lo único que busca es que podamos entender los problemas ecológicos, y los conflictos socio-ecológicos, desde la lógica de la apropiación por desposesión y del traslado exitoso de costos, en un marco de grandes asimetrías de poder.

Se ha observado que las actividades que nadie quiere cerca, o las cosas que más alto impacto causan: como por ejemplo los rellenos sanitarios, las plantas de tratamiento de aguas residuales, o los botaderos de desechos tóxicos y radiactivos, entre muchas otras, se ubican en las zonas más pobres, en muchos casos de grupos étnicos excluidos o marginados, es decir, en las comunidades de quienes menos poder tienen. Los procesos de apropiación y de traslado de costos son claros, y tienen una razón: ESTA GENTE NO TIENE EL PODER PARA DEFENDERSE.

Cuando las comunidades afectadas se organizan, se juntan, y comienzan a defenderse, es decir, cuando se resisten a la desposesión de su territorio (de su metabolismo social y ecológico), y a que les trasladen costos, se dan los conflictos socio-ecológicos, y es a lo que Joan Martínez Alier llama El Ecologismo de los Pobres. Los discursos que hay atrás de estos movimientos sociales de resistencia son muchos y muy variados (el agua, el bosque, un lugar sagrado, el paisaje), pero siempre implican la defensa de su territorio y de su supervivencia.

Las actividades extractivas de petróleo, minerales o madera, también implican apropiación por desposesión y traslado exitoso de costos. De hecho, si estos dos procesos no se dieran, su rentabilidad desde la lógica capitalista, sería muy dudosa. ¿Se podría extraer, oro o poner una depuradora de aguas, junto al templo más importante de cualquier ciudad del mundo, por ejemplo, de la Catedral de la Inmaculada Concepción en Cuenca, Ecuador? ¿Por qué si se puede hacer en los territorios y lugares sagrados de quienes no tienen el poder para detener estos procesos? Es fundamental entender que los procesos de resistencia, NO son una oposición ciega, y NO son estrategias de NO EN MI PATIO TRASERO, como se ha pretendido interpretarlas.

Una idea muy útil para explicarlos, a parte de las dos de las que hemos venido hablando, es la del PIB de los pobres (Pavan Sukhdev, Pushpam Kumar y Haripriya Gundimedia). Aunque utiliza un término que suena a mala palabra, PIB (Producto Interno Bruto), es una idea seductora. El PIB de los pobres se refiere a todos los productos de los metabolismos ecológico y rural (el aire, el agua, la cacería, la pesca, los frutos, las verduras, la madera, en fin), que la gente utiliza para vivir. Cuando estos productos desaparecen, ya sea por la contaminación, o por la destrucción de los ecosistemas nativos, o por cualquier otra forma de apropiación y traslado de costos, estas comunidades tienen tres opciones: o compran en el mercado lo que antes obtenían directamente de los metabolismos ecológico y rural (por eso se puede explicar que tanta gente sobreviva con menos de 1 dólar al día), o consumen las cosas que puedan en el estado que estén (por ejemplo, el agua contaminada, como lo hicieron las comunidades afectadas por Texaco), o se van a vivir en otra parte, dejando atrás su casa, su tierra y su historia.

 

 

Aunque las dos ideas que hemos discutido son muy fuertes, aparentemente no explicarían todos los procesos de problemas ecológicos y de conflictos socio-ecológicos: No explican ¿por qué la gente vive en zonas de riesgo? o ¿por qué en las zonas urbanas los barrios marginales son los ambientalmente más degradados? U otros típicos clichés de conservacionistas y ambientalistas, como que l@s campesin@s amplían la frontera agrícola, a costa de los ecosistemas naturales, porque no saben producir.

Los procesos de apropiación por desposesión y de traslado exitoso de costos, necesariamente generan una injusticia social grosera en la distribución de los medios de producción y de los medios de existencia. Es decir, que la concentración en pocas manos, por ejemplo, de la riqueza, del agua o de la tierra es el resultado de la desposesión. La gente no va a vivir a zonas de riesgo, a barrios marginales o junto a un botadero de desechos radioactivos porque quiere, o por IGNORANTE (como muchísima gente sostiene). Va a vivir ahí porque es el lugar donde PUEDE vivir, donde tiene acceso a tierra; y esto se da porque la tierra está concentrada en pocas manos. Si trasladamos esta explicación a la ampliación de la frontera agrícola causada por comunidades campesinas e indígenas, llegamos a la misma conclusión, la tierra productiva está en pocas manos, y por lo tanto, la gente produce donde puede, y para producir lo necesario tiene que invadir continuamente los ecosistemas nativos. Nuevamente, NO es un proceso de ignorancia, es una consecuencia de la injusticia social. La forma, por tanto, de enfrentar los conflictos socio-ecológicos y los problemas ecológicos, no es la tecnología o la resolución de conflictos. Todo lo contrario, pasa por la evidenciación de esos conflictos, por reformas radicales, ya sean estas, agrarias, urbanísticas o en la gestión del agua. Es decir, iniciar procesos de democratización radical de los medios de producción y de los medios de existencia, de erradicar la apropiación por desposesión, y el traslado de costos. En fin, de paso a paso y pacíficamente, trabajar por ese otro mundo que SI es posible.

Investigador y docente universitario. La Ciencia y Tecnología Ambientales son un espacio enorme y diverso, casi indefinido. Mi doctorado es justamente en ciencia y tecnología ambientales. En ese contexto, todas mis líneas de trabajo e investigación pueden ser entendidas como Ecología Humana. Más específicamente, me he dedicado tanto a la Ecología Política Urbana y a la Ecología Política de la Conservación, como a la Economía Ecológica. Ya en la economía ecológica he trabajado el estudio del Metabolismo Social, y su relación con la cultura, la sociedad, y la organización del territorio, con énfasis especial en el agua. Las líneas de investigación en economía ecológica y ecología política rompen la barrera de las ciencias ambientales y las ciencias sociales, integrando la ecología, la economía, la sociología, la politología, la geografía y la antropología de forma transdisciplinar. Adicionalmente, mis intereses académicos se relacionan con el pensamiento crítico, el feminismo, la epistemología, las ciencias de la complejidad, la teoría del Kaos, y el comportamiento humano. Tengo un interés muy fuerte en la educación popular, la investigación acción y la ciencia post-normal. Mi experiencia de trabajo, además de la investigación, se relaciona con la gestión de procesos, programas y proyectos de investigación, y con los procesos de planificación y gestión de organizaciones académicas y de investigación. Haber servido a la sociedad desde lo público como Coordinador Zonal de SENESCYT para las zonas 3, 6 y 7 fue una experiencia de aprendizaje vital en mi vida. Me apasiona el arte y el aprender de las culturas. Hice teatro por cerca de 10 años, desde los 12 años de edad, y esas experiencias y aprendizajes marcaron mi vida. Soy practicante desde hace más de 20 años de Bujinkan Budo Taijutsu, un sistema de artes marciales japonesas ancestrales y no competitivas. Hoy soy parte del colectivo @LaKolmenaEc y de su panal La Eskuela (@ECLAESCUELA) En el que trabajamos en educación política desde la educación popular, coordino el área de ecologismo interseccional.

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