Opinión
LA UNIDAD ANTINEOLIBERAL
Observo con profunda preocupación que la agenda política de la izquierda ecuatoriana esté marcada únicamente por las próximas elecciones nacionales y no en cómo frenar el avance del neoliberalismo en el país, ya que mientras de forma prematura comienzan a surgir pre candidatos en la izquierda, en nuestra cara los delincuentes que nos gobiernan están feriándose el país privatizando CNT y los principales campos petroleros, buscando suscribir un TLC con los Estados Unidos, el lanzamiento de un nuevo paquetazo y por último hasta revivir los tratados bilaterales de inversión que están prohibidos en nuestra tan maltratada Constitución .
Por tanto, si queremos unidad, por principios debe ser forjada en la lucha anti neoliberal y no en lo electoral. Es en las calles donde tenemos que encontrarnos, desarrollando estructuras locales y nacionales en red, que en palabras del sub comandante Marcos <<no tiene centro rector ni decisorio, no tiene mando central ni jerarquías, la red somos todos, los que hablamos y escuchamos>>, es un espacio de coordinación de luchas populares donde prima la horizontalidad, la solidaridad y la autonomía para juntos forjar una alianza puntual, flexible y pluralista contra el neoliberalismo.
Para la unidad anti neoliberal la revolución tiene que ser siempre, no es un evento que sucederá en el futuro, eso sería como esperar la felicidad en los cielos que venden los pastores evangélicos. La revolución tiene que estar en curso siempre, todos los días, cada vez que desarrollemos nuevas formas de resistir, creando espacios auto gestionados, no mercantiles e igualitarios como las cooperativas que han convertido a País Vasco en una de las comunidades Autónomas más ricas de España. Por tanto, si somos de izquierda y creemos en lo comunitario, hay que vivir lo comunitario, esto es lo que llama Antonio Negri “comunismo aquí y ahora” que no tiene nada que ver con el reformismo. El reformismo consiste en ir introduciendo reformas graduales desde el Estado, paliar las consecuencias más nocivas del capitalismo, sin cambiar las relaciones sociales. “El comunismo aquí y ahora” significa todo lo contrario: construir la autonomía y enfrentar al poder cotidianamente. Esto no significa que no busquemos ganar las elecciones de 2021, tenemos que ganarlas, pero debemos entender a la revolución como un proceso de cambio social más amplio y profundo, que colabora con la democracia representativa.
Aquí lo importante también, es que comprendamos que llegar al gobierno no significa llegar al poder. Resulta peligrosísimo confundir gobierno con poder. Acaso no nos hemos preguntado qué pasaría si la izquierda barre en las próximas elecciones, pero las fuerzas armadas perpetran un golpe de Estado como lo hicieron con Evo Morales en Bolivia. Debemos estar conscientes que existen instituciones que no están sujetas a votación pero que -muchas veces- sirven para garantizar el “orden” de la sociedad capitalista y la dominación de la burguesía, lo cual se pudo apreciar con muchísima claridad en la represión que sufrió el pueblo en el levantamiento de octubre 2019, fecha que vale la pena mantener viva para poder analizar lo siguiente.
Las políticas de ajustes y desregulación neoliberal son eminentes, como también será la reacción de la gente en las calles, la diferencia está en que el gobierno se ha preparado, invirtiendo millones de dólares en equipos antimotines, creando la “Universidad de la Policía”, abriendo oficinas de cooperación en seguridad con los gringos y ejecutando una nueva doctrina militar, mientras que el pueblo no está preparado para ejercer de forma organizada y pacífica su derecho fundamental a la protesta. Por eso la necesidad de la unidad, al poder se lo enfrenta con poder popular, pero con una nueva cultura militante que conciba a la política emancipatoria no como una guerra sino como un trabajo de creación, alegría y paz que dificulte la represión policial repartiendo cultura y arte en las manifestaciones. La vida es sagrada y no podemos volver a permitir que el pueblo uniformado le arrebate la vida al pueblo desarmado.
Por otra parte, la resistencia no sólo debe constreñirse exclusivamente a la lucha en las calles, se tiene que resistir dentro de los centros de trabajo, parte del proyecto neoliberal será flexibilizar las relaciones laborales, y una herramienta poderosa que tienen los trabajadores es organizarse, fundar sindicatos y obligar a sus empleadores a suscribir contratos colectivos que protejan sus derechos, blindándose así de las reformas que este gobierno está cocinando con las cámaras de comercio y producción.
Volviendo a la unidad, debo reconocerlo, es casi una utopía en la izquierda ecuatoriana, pero que fuera de este mundo si no soñamos con uno distinto. Es que si no trabajamos en la unidad anti neoliberal estamos destinados al fracaso, es como en la política latinoamericana, si no hacemos realidad el sueño de Bolívar de la integración, como pueblos no tendremos la fuerza para enfrentar el monstruo de la globalización capitalista.
Finalmente, para quienes desde la izquierda sólo piensan en clave electoral, la lucha electoral es importante pero no es la única, el gobierno es un instrumento poderoso para generar transformaciones, pero si queremos sembrar en serio la justicia y dignidad para siempre en nuestra Patria, en la izquierda debemos organizarnos para tener un pie en el Estado y otro bien puesto en el suelo, la cabeza piensa donde los pies pisan, Frei Betto con mucho acierto sostiene que no se puede ser de izquierda sin ensuciar los zapatos allá donde el pueblo vive, lucha, sufre. Teoría sin práctica será siempre hacerle juego a la derecha.
Sandra
marzo 3, 2020 at 5:58 am
Exelente artículo, como siempre mis expectativas de una juventud llena de esperanzas y de valentia estan mas vivas que nunca leyendo estos artículos dw jovenes que dan ESPERANZA A LA PATRIA MANCILLADA. Felicitaciones y éxitos, personas como usted merecen espacio .Gracias.